La Quiaca dejó de ser la de otros tiempos según sus vecinos

El 2013 transcurrió en La Quiaca como un año que quedará signado por el atraso y promesas incumplidas por parte de quienes conducen los destinos del pueblo.

Sin ir más lejos a tan sólo 70 kilómetros al sur está la localidad de Abra Pampa cuyo crecimiento en infraestructura y servicios es notable con respecto a esta ciudad fronteriza. Por allí una agencia publicitaria bautizó al poblado como "Alto Pueblo", esas dos palabras no podían ser más acertadas, por como hoy vive el habitante quiaqueño, lejano, muy alto están los objetivos que una vez el actual jefe comunal Dante Velazquez prometió al colectivo social.

Techar la Liga Puneña, una sala de Terapia Intensiva para el nosocomio, pavimentación de arterias entre otras proposiciones varias que nunca se concretaron, palabras que los medios resguardamos quizás así poder recordarle al primer mandatario sus propios dichos.

Pasaron dos años, la desocupación y subocupación se duplicó con respecto al 2011 así lo demuestra un minucioso trabajo de investigación realizado por alumnos del Instituto de Educación Superior 1, que expone datos cualitativos y cuantitativos de una realidad social critica, los fondos, recursos y demás ayuda desde el gobierno nacional y provincial llegan, pero no son volcadas en una comuna que pide a gritos, primero ser escuchada y aunque sea puedan contar con los servicios básicos.

El discurso funcional y estructural de los funcionarios, sólo son eso, es sabido las palabras se las lleva el viento, reiteradas disertaciones cansan si no hay algo con que fundamentarlas.

¿Será La Quiaca la única localidad en Jujuy donde hace dos años el jefe comunal no rinde cuentas?, es la pregunta común del habitante norteño.

Otros tiempos

Tan distante quedaron aquellos tiempos cuando esta ciudad, símbolo del norte jujeño, era un lugar pujante, la "época dorada" del pueblo pasó a ser un presente incierto, y poco claro como los vientos de agosto. La propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner en sus discursos manifiesta: “quiero una argentina para todos y todas”, lamentablemente ese precepto acá donde puede tocarse el cielo con las manos, no se cumple, el desarrollo, y crecimiento siguen estancados, haciendo que retrocedamos como ciudad y sociedad.

Seguramente los primeros pobladores, inmigrantes en su mayoría, verían con mucha tristeza como hoy está la tierra a la cual quisieron como si fueran nativos.

Un viejo proverbio expresa "la esperanza es lo último que se pierde", en los próximos 700 días esperemos poder recuperarla.

Ariel Llampa

Tampoco puede quedar ajena la desaparición de Ariel Iván Llampa, la sociedad debe comprender que toda una familia sufre por la pérdida de un ser querido, estruja el corazón escuchar incansablemente a los padres del joven pedir respuestas a la justicia, también es lamentable el poco tacto de autoridades nacionales y provinciales para manejar la situación.

La indiferencia no es buena cuando un coterráneo, con toda una vida por delante, desaparece sin dejar rastros.

Como seres humanos debemos ser solidarios porque nadie está exento pasar por un momento tan difícil para asimilar.

Ceferino Llampa y Justina Cruz prometieron no descansar hasta saber lo qué sucedió en realidad, sólo dos datos hay del joven, mensajes en una red social y testimonios que después de tanto tiempo los amigos con quien Llampa fue hasta el paraje Agua Chica guardan con total hermetismo.

El caso sigue como al principio, nada se avanzó en todo este tiempo, desde que Ariel fue visto por última vez un 8 de diciembre del 2011.

Por último, ojalá el año venidero nos encuentre a los quiaqueños con mejores perspectivas, y los miles que hacemos patria aprendamos del Martín Fierro "los hermanos sean unidos...”, porque de lo contrario nos devoran los de afuera.

Fuente: El Tribuno